
Explicar la formación de imágenes del Sol en la retina, a la salida o a la puesta (sólo entonces se puede mirar al Sol directamente y aún con precaución), pasa por dibujar las trayectorias de los rayos que forman la imagen, lo que requiere considerar los efectos de la refracción atmosférica y el papel del cristalino como lente.
Desde el punto de vista de la Astronomía, en esas explicaciones están implicadas las definiciones de magnitud angular del Sol (lo que supone razonar sobre las medidas de su diámetro y de su distancia a la Tierra), las de altura real y aparente de un astro, así como las de orto y ocaso, incluyendo su distinción de los momentos en que el Sol se empieza o de acaba de ver.
Por todo eso, el estudio de las salidas y puestas de Sol es una oportunidad didáctica nada desdeñable para la enseñanza de la óptica y de la astronomía.